Por: Rafael Vásquez

Una ciudad que de noche las luces tienen un brillo especial, donde la cerveza es la protagonista, la arquitectura es maravillosa y se respira un aire moderno, mezclado con lo clásico.

Solo fueron pocos días en Múnich, pero bastaron para llevarme una muy buena impresión de esta ciudad que definiría como “estilosa”.

Tuvimos la suerte de que la recorrimos con un amigo alemán que vive en Múnich, por lo tanto ahorramos tiempo en buscar que ver, no nos perdimos y el idioma no fue problema.

Lo que recomiendo de Múnich es ir al centro en la noche, hay mucha actividad nocturna, locales para comer y tomar cerveza, en la calle nos tocó ver muchas intervenciones publicitarias de MasterCard con su concepto de priceless cities, que prácticamente estaban cada dos cuadras con alguna performance artística, escenarios con música en vivo, cabinas para sacarse fotos etc.

Por la mañana se recomienda ir a una cervecería a tomar el clásico desayuno de Bavaria que consiste en un jarro de cerveza de trigo, dos longanizas blancas, acompañadas de mostaza dulce, un pretzel y un strudel de manzana. Un desayuno de campeones…

Otro atractivo es visitar las iglesias del centro de Múnich, ya que tienen una arquitectura maravillosa. Personalmente me gusta mucho la arquitectura de iglesias y en Múnich encontré varias que entraban a la lista de favoritas, compitiendo incluso con la sagrada familia (Barcelona) o la de notre dame (París).

La atracción para pasar una tarde entera es ir al parque inglés, donde se pueden encontrar con una extensión verde que parece interminable. Hay esculturas, monumentos, un río artificial donde incluso hay surfistas corriendo las olas en plena ciudad, museos de arte etc. Un parque muy bonito y que vale la pena recorrer.

Nos tocó la suerte de encontrarnos cerca del parque con una feria con motivo de las celebraciones de la ciudad, donde muchos centros culturales exponían sus actividades. Había música, shows y muy buena comida. También visitamos la universidad de Múnich, que si bien no es un atractivo turístico, tiene un cuento histórico importante, ya que fue el punto central de la agrupación conocida como la “Rosa Blanca”, movimiento de resistencia al nazismo, del cual se han generado varias películas y documentales.

Es un agrado pasear por Múnich y ver las calles, edificios modernos que se mezclan con los edificios clásicos, como el del ayuntamiento. Este último tiene un reloj con muñecos de madera, y cada hora hace un pequeño show para anunciar las campanadas.

Otra cosa que también me llamó la atención, fueron las vitrinas de las tiendas. Son muy trabajadas y de mucho estilo estético.

La gente se mueve en metro o en bicicleta, hay bicicletas en todos lados. Operan con la mecánica de «arrendar tu bicicleta», recogiéndola en ciertos puntos y dejándola nuevamente en otro punto de recepción.

El reciclaje es un “desde” en cada punto de basura, incluyendo las casas y los locales. La ciudad es limpia, el sistema de transporte bueno y todo parece funcionar bien y como reloj.

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